Anhui & Zhejiang 2017

Hoy es día de lavadora. El primer día después de un viaje en bicicleta cuando se hace resumen, se limpia el material, se reordenan las alforjas y se buscan repuestos. Es bueno guardar todo limpio y en orden. La tienda de campaña tendida para secar, después un paño húmedo al igual que la esterilla hinchable. Lo demás esparcido sobre la esterilla de gomaespuma, todo extendido como si se tratara de un puesto callejero de material de segundamano en un mercadillo dominguero.

Una lista de cosas por hacer. Un rutina post-viaje tan importante si cabe o más como antes de salir de ruta.

Hoy hace sol. Puedes ver el vídeo sino quieres seguir leyendo. Con música de Franz, un amigo.

Escribo la crónica sentado hacia la ventana saboreando los cálidos rayos de sol de una mañana de octubre cuando esos rayos me han sido esquivos a lo largo de la la ruta.

La fecha y la hora de salida estaban fijadas con antelación, estaba todo preparado y tan solo la ansiedad me hacía mirar el parte metereológico cada cierto rato. No daban lluvia por la mañana temprano pero si a partir del mediodía. Al final llegue al lugar de quedada y punto de inicio de la ruta en el oeste de la ciudad de Shanghai.

Fácil, salir de casa con la bicicleta y el poco material necesario, que se reduce a tienda de campaña, saco de verano, esterilla, chubasquero y un par de camisetas. Calzoncillos? si, de acuerdo, otro par. Documentación y cámara de fotos.

Por delante de mi casa pasa la G318 que tiene su final tras casi 4000 kilómetros en Lasha, la capital de Tibet, una ruta cicloturista muy popular para los cicloturistas chinos y vetada para los extranjeros. Paralelo en la medida de lo posible a esa carretera hasta Huzhou y después carreteras secundarias recorriendo la provincia de Anhui.

Una buena oportunidad para recorrer en bicicleta las zonas, ciudades y lugares cercanos a Shanghai. Uno de estos en Suzhou, aunque su centro turístico este amenazado por las masas, los pueblos que rodean el famoso lago y las carreteras secundarías ofrecen un singular recorrido desde la gran ciudad hacia el oeste.

El día 1 de octubre es el aniversario de la fundación de la República Popular de China. Coincide además con el festival de otoño, fiesta nacional que se alarga por una semana, del uno al ocho, festividad conocida como Golden Week. Imposible viajar en avión o tren.

589 millones de viajeros en 2016 en estas fechas. Este año yo seré uno de esos que viajen aunque yo no formare parte de las estadísticas, no uso un medio habitual, ni estoy de vacaciones en la empresa ni voy a visitar a la familia.

Viajo en bicicleta con lo cual mi nombre no forma parte del censo de aerolíneas, no estoy de vacaciones porque aunque raro parezca posteando fotos de viaje en bicicleta, enviando crónicas a las revistas de bicicleta sobre la ruta, promocionado el uso de la bicicleta, cuanto más lejos estoy del ordenador más camisetas se venden. Por último, mi familia no esta en esa zona que voy a recorrer.

Es imposible o al menos no recomendable por varias razones. La aglomeración en aeropuertos y estaciones, la imposibilidad de conseguir los billetes y el precio de estos son las malas noticias.... es junto la semana de Año Nuevo chino cuando se produce la mayor migración interna en un país. Las buenas son que se detiene toda la industria y en consecuencia el tráfico rodado de mercancías.

Durante esos días he rodado con otro chico español, de Guadalajara, que será mi familia durante el trayecto que rodemos juntos. No se llama Agapito aunque es alcarreño y habla japonés.

Parece fácil salir de casa con todo encima de una bicicleta y tan solo tener decidido la ruta, ni tan siquiera el camino marcado, tan solo el saber hacia donde se quiere ir. No saber nada más de lo que te quieres encontrar. Es algo que al no estar acostumbrado puede generar una ansiedad excesiva.

La semana anterior al día de salida las preguntas fueron un continuo torrente de dudas. En ruta las preguntas no cesaron.

Tu donde cagarías? Donde pongo la tienda?

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Aquí la foto de mi compañero con su mapa de viaje. Y no solo uno, que trajo 4, uno de cada provincia a visitar.

Ha sido un viaje de promoción de la actividad de cicloturismo tratando de motivar a alguien totalmente neófito en la experiencia de viajar en bicicleta. He sido su mentor y espero que en sus próximas salidas utilice lo aprendido. No soy referente ni un espejo donde mirarse. Cada viajero con sus cualidades, características y motivaciones debe de adaptarse al camino. No todos hacen lo mismo, ni lo mismo vale para todos.

Desde recoger, doblar su tienda para que entrase en la funda, a enseñar técnica de pedaleo hasta arreglar un pinchazo. No uno, dos.

Si algo ha quedado claro es aprender a controlar los buenos y los malos momentos. A todos nos sucede que sobre la bicicleta los kilómetros se nos hacen cómodos, la bicicleta va sola, pero sin saber como, en poco tiempo, unos minutos unos metros después esas pedaladas se nos hacen eternas y cada giro del plato es una muralla que derribar. Aprender a controlarse, relajarse y saber que los problemas tienen solución puede ser de gran utilidad para viajar en bicicleta y para la vida misma. La ansiedad y el perder el control no ayudan a nada. Desayudan.

La primera noche llovió mucho. Paramos en un restaurante. Pedimos la cena y la lluvia no arreciaba. Comentamos la posibilidad de poder dormir en el local y mi compañero ni corto ni perezoso realizó la pregunta a la señora que habíamos conocido tan solo unos minutos antes. La respuesta fue no.

Relajate. Cena. Habla con ellos. Juega a las cartas. Comparte la sobremesa. Habla. Ríe. Interáctua. La invitación llegara por si sola. Si se ha de preguntar pregunta al señor, no a la señora. Como una señora va a invitar a dormir a dos desconocidos?

Mientras se preparaba la cena. La lluvia era mayor si cabe, un autentico aguacero. Del tejado caía un torrente. Allí me duché. Mi primera ducha en un canalon.

Después de cenar, en la trastienda colocamos la tienda.

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Estos días hemos aprovechado las sobras de una boda para comer. Si, vi una boda y nos encaminamos a ella. Tan fácil como parar y saludar para recibir una invitación para sentarnos a la mesa. Platos que en su gran mayoría no habían sido tocados y que les esperaba ser arrojados al cubo de la basura. Me comí una sandia, no podía ni con un trozo más cuando la señor me trajó otro plato.

En el camino hacia la provincia de Jiangxi. Anhui. Cuya capital es Hefei , a donde fui de trabajo en marzo 2016. Si he aprendido algo en estas nuevas ciudades chinas es a mantenerme lejos de ellas, en las zonas rurales, rodearlas en la medida de los posible. No es difícil, son ciudades sin suburbios, tan solo a diez kilómetros de ellas desaparece la inmensidad de sus avenidas y se vuelve a las zonas de pueblos pequeños, campesinos y bueyes de agua en los arrozales.

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El telefono móvil ha traído muchas mejoras en la vida social. Sin duda ha sido uno de los grandes inventos en la historia de la humanidad como lo fue la escritura o  la imprenta. Una de sus consecuencias futuras será la vuelta a la posición encorbada del ser humano. Atrás quedo la era del ¨homo erectus¨.

En Zhejiang, la provincia que rodea la municipalidad de Shanghai. Fueron constantes las salidas de la ruta principal, huir de la carretera con doble carril en cada sentido y aprovechar cualquier desvío para saborear los pueblos, la multitud de canales y lagunas.

Una tarde paramos a descansar en un pueblo. Rodamos hasta dormir, por la mañana seguimos rodando y en la parada de la media mañana estabamos en el mismo mercado pero en la otra puerta, en la misma ciudad. Tanto es así que el señor del puesto de la tarde anterior me saludó como si fueramos viejos conocidos.

Si tuvieramos el track de la ruta seguramente la linea sería una espiral.

Un café y uno de los dulces que son tradicionales en estas fechas en China. Los ¨moon cake¨, mis preferidos son los de soja pero no dejan de ser una lotería. Hasta no haber dado el primer mordisco no se sabe de que esta relleno. Se puede tratar de hablar con el vendedor, preguntar y asegurarse de que no son de carne ni de huevo, pero para lo que no nosotros significa que no contenga animal para ellos significa otra cosa. Son una fuente inagotable de energía en ruta.

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Desde Hangzhou a casa rodando paralelos en la medida de lo posible la G320. Sin dejar de lado la hospitalidad china. Una noche, paramos en una tienda, preguntamos por el restaurante y cuando quisimos darnos cuenta estabamos sentados a la mesa con la familia degustando la cena. Mientras mi compañero se duchaba y yo esperaba, me enseñaron el lugar donde dormir. Una casa, si, una casa en deshuso puesta a nuestra disposición. A la mañana siguiente mientras preparabamos para seguir ruta la señora nos invitó a pasar el día con ellos y disfrutar la festividad del otoño. Hospitalidad con mayúsculas.

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Rodar sin ruta pero con fecha de vuelta marcada por el horario laboral tiene sus consecuencias. El plan originario era que yo seguía y el se volvía. Al final hemos vuelto juntos a Shanghai, nos despedimos en el mismo punto donde nos encontramos. Espero, creo y deseo haber logrado un nuevo cicloturista.