Un encuentro inesperado en el Museo de Cristal de Shanghai. Una vista una tarde de sábado al museo en Shanghai para encontrar a un amigo de Pekín allí. Menuda sorpresa. Solo había venido para la inauguración de la exposición sin tiempo de más y nos encontramos, en una ciudad de 25 millones de personas en un museo gigante en una inauguración atestada de gente.
Pero ahí no esta la sorpresa del día. Su novia es artista del vidrio y conoce a las personas relacionadas con el gremio. Dentro del museo visitamos el taller personal de su amigo, quien ademas en coleccionista (dueño de la exposición permanente del museo) y quien nos explicó la historia del vidrio en China mientras compartimos té y cacahuetes alrededor de la mesa.

Al cuello llevaba un colgante, una talla de 4000 años de antigüedad, la pieza más antigua que yo he tocado con mis manos! y algunas piezas plastificadas para evitar el contacto con las manos. Piezas encontradas en la provincia de Gansu, en zonas desérticas. No olvidemos que la material prima del vidrio es la arena.

Nos contó el desarrollo del vidrio enseñando adornos para el cabello, pendientes, anillos, bisutería que alcanzaron la misma cotización que el Jade, piezas de agate, de ambar,…

Comó esas piezas tradicionales sobrevivieron a la Revolución Cultural, comó son enviadas a los coleccionistas de arte chino en Occidente, comó actúan los falsificadores y mil detalles más mientras llenamos la papelera de cáscaras de cacahuete y se vaciaban una tras otra las tazas de té.

Dentro del museo, edificio donde el abuso de la superficie y del espacio desocupado es una característica común de todos los edificios nuevos chinos, algunas obras que debido a mi ignorancia artística no puedo describir.

Me resultó curioso entre todas aquellas piezas el prototipo, la bicicleta de cristal, de 21 kilogramos, montada con piñon fijo.