Tuvimos el placer de visitar poco antes de que sea derribado uno de los pocos mercados de antigüedades callejeros que quedan en Shanghai.
En las paredes pintado con pintura roja la temible marca, derribar (significa el caracter de la foto). Derribar las casas bajas, la cultura, la vida comunitaria entrelazada de los vecinos, derribar el barrio antiguo para dejar paso a la moles de hormigón, acero y cristal que alojaran un Zara, un Dolce Gabbana y un Macdonalds.
La globalización arrasa cultura y multiculturalidad hasta el punto de impregnar todo de un fétido aroma consumista. El desarrollo esta creando ciudades sin personalidad, dentro de pocos años todos los centros de ciudades serán iguales, todo el mundo llevara la misma ropa, tomara el mismo refresco, oirá la misma música.
Me encantan las zonas antiguas donde los habitantes y eso lo hemos visto en cada plaza de pueblo idean un rudimentario banco donde sentarse a tomar el fresco, a charlar. No me gustan las ciudades que omiten esos lugares de intercambio de cultura popular. no me gustan las ciudades donde no hay sitios para sentarse, lugares prefabricados para albergan maquinas de trabajar, de casa al trabajo, del trabajo al centro comercial y de ahi a casa.
Os habéis fijado en algo que esta de moda en las grandes ciudades, una silla a modo de banco, individual, para que? para estar conectado al móvil?
Estos días ha caído en mis manos el famoso libro Adonde van los chinos cuando mueren? que trata sobre el modelo económico chino. No lo he terminado, no me interesa, ni lo voy a comentar.