«¿Qué es lo que más me sorprende de la Humanidad? Los hombres, porque pierden la salud para acumular dinero. Después pierden dinero para recuperar la salud. Y por pensar ansiosamente en el futuro, olvidan el presente de tal forma que acaban por no vivir ni en el presente, ni en el futuro. Y viven como si nunca fuesen a morir. Y mueren como si nunca hubiesen vivido.» Dalai Lama
He estado tres veces en aquellas estepas, rodando con la bicicleta por lugares nada turistas (si es que no soy yo turista cuando viajo). De esas rutas podría llenar este blog de anécdotas, en este momento voy a colocar una. En Turpan (no Tibet es Xingjian) aquella noche la cual la policía me saco de una casa para llevarme al hotel de extranjeros, sucedió. Iba rodando por el lado sur del desierto de Gobi cuando veo un local, una pequeña tienda, me acerco para pedir agua y me señala el pozo, bebo, no me lavo, se lo preciada que es el agua en esas localidades y me siento en la sombra con dos personas (joder! aquel día hay tres anécdotas en una! en un momento uno de los dos me pregunta que de donde soy, le respondo, el otro chico sale corriendo hacia el interior de la tienda y me entrega una guitarra española. Hubo silencio) como decía, le pido una botella de agua a lo que me cobra 1 RMB (precio local) y en esto llega un autobús, todos se bajan. El tendero, obvio, se mete detrás de la barra y empieza a vender botellas a 5 RMB, ( 5 veces su precio), cuando se estaba alejando todavía el autobús, le pregunto, porque a mi 1 y a ellos a 5, y me contesta, – porque ellos son turistas.
Que me pierdo con las batallas de la abuela. Como decía, estaba viendo el documental y recordaba una conversación. El contexto de la conversación era rodando en paralelo con Nico ascendiendo de ese en ese la carretera hasta los 5050 metros, íbamos, bueno iba, hablando de las diferencias entre las diferentes religiones. Sobre del budismo tibetano respecto al cristianismo. Estábamos en Manigango, con el Cho Oyu a un lado y sin saber muy bien lo que había tras el ascenso. Charlamos sobre el budismo, la iglesia, los monjes, los templos y del ser humano y su posición respecto a ellos. Fue una ascensión interesante que duro dos días con acampada de por medio.
El recuerdo de Tibet me vino por un reportaje de dos horas tratando el tema de manera muy imparcial e introduciendo testimonios de ambas partes sobre la ocupación, los recursos minerales además de la opresión civil, cultural y política.
Allí vivi situaciones donde puede comprobar ¨in situ¨ la problemática, conviviendo con obreros Han, sin culpa alguna, mandados por las multinacionales a esos inhóspitos lugares. Trabajadores de provincia que dejan a su mujer y su hijo para trabajar llevando la autovía a lugares donde la gente se mueve en caballo y no en coche.
Del otro lado, compartir noches de acampada con verdaderos nómadas. Junto a los yaks.
Ambos lados nos contaban su historia. Si yo doy mi punto de vista, RuedasCuadradas desaparece de la órbita china.
Venga otra anécdota! la noche que por frío se me ocurrió aceptar el ofrecimiento de una manta por parte de un pastor, llenando la tienda de chinches. O la señora que estaba haciendo mantequilla en un barreño y nosotros la enseñamos a tostar pan. En Tibet cada curva es una historia.
Al final de la noche, acabado el documental, con una lagrima por ver lo que sucede en aquellos territorios y una media sonrisa por el recuerdo de sus gentes, me fui acostar.
(Nico, se que leerás esto desde algún cibercafe en Angola. Ten cuidado nona!)