Al acabar un año y comenzar el siguiente, son tres los propósitos más comunes y habituales entre los mortales. Apuntarse al gimnasio, comenzar una dieta y dejar de fumar.
Las estadísticas dicen que estos buenos pensamientos se tornan en despropósitos en tan solo un mes.
Para otros los propósitos pueden ser de otra índole manteniendo como objetivo la actividad física regular, mantener el hábito de la buena alimentación y fumar mejor calidad. Depende cada uno. La meta esta en el mismo lugar para todos y lo único en que se distingue la distancia del recorrido es el punto de partida.
Shanghai debería tomar el propósito de conseguir ser más habitable. Conseguir que las personas que comparten la existencia entre sus calles tengan un lugar más amable donde vivir, rodeados de bicicletas.
El punto de partida para Shanghai es muy ventajoso. Las generaciones anteriores, de la capital y mucho más si proceden de provincia están acostumbrados y demandan una vida más lenta, donde sonreír al vecino, jugar a las cartas, charlar, perder unos segundos en saludar. Son un grupo predominante los viejetes que pueblan los parques y jardines, que ocupan las esquinas soleadas con sus banquetas de madera.
Ellos se mueven en bicicleta para ir al mercado, para ir al parque y para cualquier transacción, no obstante y como media todos nos movemos en la ciudad en un radio menor de cinco millas. Lo que son 8 kilómetros.
8 kilómetros en bicicleta son en torno a media hora, a ritmo de semáforo. Media hora de actividad física (mejor que la bicicleta mirando a la pared del gimnasio), media hora de quemar calorías y media hora sin fumar. Este último período (sin fumar) se incrementa notablemente si aumenta la distancia o la velocidad del desplazamiento. Tras un rato de pedaleo pocos son los que demandan un cigarro.
En Shanghai hay calles que benefician el transporte de cuatro ruedas. Pero existen callejuelas, callejones, pasadizos, parques, jardines, recovecos al fin y al cabo esperando ser descubiertos. En bicicleta se prueban recorridos nuevos y se para cuando se quiere, al menor estimulo el pie toca el suelo y la mente se abre a un nuevo desafío, a una nueva imagen de un lugar nuevo. Las personas que van en bicicleta cuando se cruzan se saludan en muchas ocasiones.
El objetivo de este año para Shanghai es conseguir que ningún otro habitante pueda hacer la foto de bicicletas yendo al desguace. De todos los vecinos se trata que el propósito de la ciudad no llegue a ser un despropósito.