Una de las características del invierno en Pekín es el frío seco. Si digo la verdad no recuerdo cuando fue la última vez que llovió. Este año ni siquiera nos ha visitado la nieve. Durante más de un mes las temperaturas se mantienen por debajo de cero y es que son casi cinco meses de invierno, los que van desde finales de octubre, hasta finales de marzo.
En estas condiciones se hace indispensable estar preparado. A las prendas habituales de abrigo se suman los guantes, gorros, bufandas y prendas interiores, los calzoncillos largos de felpa. En bicicleta el frío es soportable protegiendo bien las manos y la cabeza. Una cosa que no puedo entender es porque el camión de la limpieza no limpia también el medio de la calzada y se limita al carril derecho y en muchos casos el carril bici, nunca el responsable de limpieza se ha preguntado lo molesto que es esa acción para los ciclistas, obligándoles a salir del carril bici y compartir calzada con los vehículos e incluso cuando esa fina capa de agua se transforma en hielo, el peligro de circular sobre una capa helada.
El mayor problema lo tienen las señoras mayores, quienes se mueven en bicicletas eléctricas, no usan los músculos, no generan calor interno y deben proteger las bicicletas de la mejor manera posible. Recorren distancias cortas pero incluso en dos o tres kilómetros y a una velocidad de 10 km/h deben protegerse.
En la foto se aprecia que incluso tiene faldón para cubrir las piernas del ocupante trasero, imagino será un niño por el tamaño de la bicicleta.
El invierno pekinés nos deja también otras estampas que nadan tienen que ver con la bicicleta, la de los pescadores que rompen el hielo para continuar con su actividad. Los pececillos que sacan los utilizan para alimentar a las tortugas que tienen en casa. En China la tortuga significa longevidad y es habitual que las personas tengan una en casa.