Me gusta observar lo que me rodea.
Invierto mucho tiempo en mirar.
Tengo suerte porque las personas con quien comparto existencia les encanta llegar tarde a la cita, lo tienen por norma, lo cual facilita mi afición de mirar, fijamente, en plano largo.
En casa tengo wifi, wifi fijo podría decirse, al igual que una vez en el pasado existió el teléfono fijo. Recuerdos aquellos años cuando usabamos a nuestras madres a modo de contestador. – Te han llamado!, – quién?, – no se, no me acuerdo!
En el exterior en la calle no, estabamos incomunicados, apartados, me gusta esa sensación, fuera no, la tecla de 3G esta bloqueada. Cuando me llaman no suelo atender las llamadas porque lo tengo en silencio, en el bolsillo o cada vez más a menudo sin saldo.
Que yo este sin móvil le genera mas estrés a mis allegados que a mi mismo. Pero como puedes salir a la calle sin él, pero como puedes hacer eso, y si pasa algo, y si tenemos que avisarte, si hay un accidente, si ocurre algo.
Y es que el móvil se esta convirtiendo en mi enemigo.
Observando encuentro parejas en mesas contiguas que no hablan, amigos y conocidos que no hablan, idos, perdidos, no levantan la cabeza si no es para mostrar la pantalla de su móvil a su acompañante, son zombis. Me dan miedo.
Es el progreso, lo entiendo, es como cuando inventaron el papiro. Sin duda hubo también gente reacia a su uso y al igual que yo algunos de ellos recibirían improperios, tales como:
– Va ser mejor tener que llevar una piedra y un cincel para escribir! atrasao que eres un atrasao!
No estoy en contra del móvil ni de todas y cada una de sus aplicaciones, que reconozco son muy útiles. Estoy en contra del sobreuso del móvil y de la percepción que tienen las personas del uso del móvil, como sinónimo de libertad cuando es simplemente lo contrario.
Esta conversación aparece vez en cuando, y al final me dicen (tras los improperios, insultos y amenazas), – pero a ti que te importa, dejalos en paz!
Pues si me importa! me JODE (con mayúsculas) cuando las personas no pueden estar en una conversación.
Tal vez sea la edad, empiezan a florecer las manías de viejo, quizá sea eso. Tal vez nostalgia de cuando estábamos un grupo de amigos y se entrelazaban las conversaciones sobre temas dispares. En la actualidad eso se ha perdido e incluso leer libros ha caído en desuso, libros de papel se entiende.
De nada sirve tener en un aparato cinco mil libros descargados, pero ese es otro tema. Para que leer un libro sobre un personaje histórico si todo el mundo tiene en la mano un móvil con acceso directo a wikipedia o en contacto directo con el Dios Google.
Seguire resignado a la tecnología. – Que pasa? te aburro? por eso te has traído el walkman?