Fue la noche después de visitar Pisa, llovía y no paraba, cada vez más fuerte según anochecía y pare en una gasolinera. Se convirtió en el peor lugar donde he intentado dormir de verdad de todos lugares donde se me ha hecho de noche mientras viajaba en bicicleta. A las doce cerró y me quede solo, seguía lloviendo, mas si cabe, me acurruque en un rincón con la navaja en la mano dentro del saco e intente dormir. Tardaron poco en empezar a parar coches para hablar con las prostitutas, eso pensaba yo hasta que vi mear a una de pie. Era un lugar donde los travestis venden su cuerpo por unos pocos euros. La sombra me protegía y me hacia pasar desapercibido. Dormí a intervalos recuerdo. Sin duda una mala experiencia. A partir de entonces siempre he tenido más cuidado cuando comenzaba el ocaso y cuando alguna vez ha sucedido y he dormido en sitios pocos recomendables siempre he pensado: ¨buah! no esta mal, en Pisa fue peor!¨
Enumero ahora algunos de los lugares donde he dormido: en una estación de autobuses, en una terminal de autobuses, en un aeropuerto, el pórtico de una iglesia, en una habitación en una mezquita, en el jardín templo tibetano, en una celda de otro templo, en una yurta mongola, en una cabaña de obreros de carretera, en una gasolinera, en un barco abandonado, en un remolque, debajo de un remolque, una casa en construcción, un parque de bomberos, en un centro comercial, en el porche de un templo japonés, un centro social, un colegio, un hospital, un museo, haciendo vivacs en la playa, en un castillo, en la Muralla China, en un parque, en la montaña, acampado, alojado en casas, con la bicicleta dentro de la tienda, en un tubo de alcantarilla por colocar en la cuneta de la carretera, en una ermita griega, en un aeropuerto, una estación de tren, en un almacén, un invernadero, en la caseta de seguridad de una fábrica de vinagre, en la caseta del jardín de un chalet, en una casa abandonada, en la terraza de un hotel de playa, en un bar, en un restaurante, a los pies de una autocaravana amiga, vivaqueando con otros cicloviajeros, a la orilla del Lago Ness, en la plaza de un pueblo manchego, en el almacén de un B&B, en la sala de máquinas de una fábrica, en un faro, en la cancha de deportes de un instituto, en un puesto de observación de pájaros, en el porche de una casa japonesa, en un polideportivo, acampado en un lago, en un río, en la playa, en una caseta de perro, en un taller de motos, en los vestuarios de un campo de fútbol, acampado en la portería de un campo de fútbol, en una granja, en la caseta de seguridad de un centro comercial, acampado en un parque urbano y otros muchos sitios que no consigo recordar.
Por supuesto en algún que otro hotel. Hoteles caros invitado u hoteles muy baratos donde el baño esta fuera de la habitación, en hoteles de habitación compartida, en Youth Hostel con borrachos, en tren, sentado y tumbado, en camarote, en camping,
Muchas de las anécdotas, divertidas ahora y no el momento que sucedieron pero que recordare con cariño mientras leo en mis diarios a quien conocí en esos lugares.
Cuantos problemas nos ahorraríamos sino no existiera la noche, sino tuviéramos que dormir todos los días. El mismo cicloturista minutos más tarde me decía, y las aventuras que pasamos durmiendo o viendo las estrellas. Los dos estábamos de acuerdo, disfrutamos de la noche, de lo que nos ofrece, de sus imprevistos como si de una droga se tratara. Dejarse llevar para conocer que nos reserva, que nos depara el destino.
Viajando en solitario son tan solo algunas precauciones a tomar. Colocar en los pies del saco el pasaporte y algo dinero junto la tarjeta del banco y eso cuando el sitio no ofrece garantías. Aunque con la experiencia he aprendido a controlar esas situaciones y no ocurren con demasiada asiduidad, alguna vez suceden y siempre suceden cuando uno menos lo espera.
Para mejorar las horas de descanso es imprescindible una buena cena e higiene. Procuro cocinar mientras acampo y utilizo el termo junto agua de río, lago, fuente para la ducha.
Cansado, comido y limpio es la mejor manera de que desaparezcan los fantasmas.
Dormir en lugares no poblados en mi principal objetivo, buscar un lugar alejado y acampar al caer el sol para evitar ser descubierto. Si hay alguien alrededor preguntar, no tener mido de preguntar y si no hay nadie alrededor mejor que m
ejor. En lugares muy poblados no dudo en acercarme a alguna casa con jardín y pedir permiso para acampar. Rara vez me han contestado que no y nunca dos veces seguidas con lo que en relativamente en poco tiempo estaba acampando en el recinto cerrado de una propiedad. Si es una familia, suele ocurrir que después de montar la tienda se duerme en una confortable cama dentro de la vivienda, tras haber cenado y hasta a veces duchado. Protección contra seres humanos. Porque si algún animal hay que temer esos tienen dos patas, siendo realmente peligrosos los que antes de visitarte han bebido alcohol.
Lo tengo claro de todos modos. Nunca plantare cara a quien me quiera asaltar . Que se lleve todo.
Animales? No son peligrosos, son curiosos. Si haces ruido al acampar saldrán disparados hacia el otro lado del bosque. Con no dejar comida fuera se evitan sus visitas. Tan solo los perros pueden venir y estropear una noche. Para todos esas visitas de animales basta con hinchar un globo y explotarlo. Así de fácil.