Frenos de disco

Me parece increíble que tras más de 50 mil kilómetros solo han necesitado un pequeño ajuste. Drenar y rellenar el cajetín con el aceite. Hemos sacado las pastillas, medido con el calibre y todavía queda cuerda para rato.

El modelo que lleva Milana es Auriga Comp de Tekro. No volvería a las zapas nunca. Lo primero por seguridad y estabilidad en los descensos, con las alforjas delanteras llenas, esa sensación de fiabilidad y ausencia de vibraciones no se logra nunca si no es con frenos de disco. La segunda es limpieza al rodar por caminos embarrados, nunca se llegara a formar el clásico pegote de barro en las zapatas ni se arañaran las cubiertas al frenar. El barro y el agua desgastan sobremanera las cubiertas.

Lo malo del disco es la imposibilidad de reponerlos en lugares remotos. Pero de que sirve viajar sin aventura.

Tan importante me parece este aspecto de la bicicleta que se ha convertido en una obsesión a la hora de buscar una nueva bicicleta. Con las referencias del modelo TPR de mi amigos, sus sensaciones en descensos con frenos de disco mecánicos y lo rebuscado en internet,

voy a seguir buscando.

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