Suzhou a vistazos

Hacer turismo en algunos lugares en China es insoportable. Uno de esos sitios es Suzhou. Una ciudad situada al oeste de Shanghai a la cual se llega en tren en 25 minutos. La gran afluencia de público sin ningún interés ni cultural ni arquitectónico ni la verdad ningún tipo de interés que no sea recorrer la calle principal visitando las tiendas de objetos que podemos encontrar en cualquier otro lugar comido por el turismo de masas.

Es desconsolador lo que se ha convertido la especie humana cuando actúa en manada y muy triste contemplar lo que viene en las próximas generaciones.

Quizá estoy escribiendo esta crónica en caliente, consecuencia directa tras visitar una ciudad donde la banda sonora la pone los claxon de los coches, las grúas, las motos, los vendedores ambulantes, los timadores que ofrecen servicios de restaurantes, hoteles, taxis, relojes falsos, todo mezclado en un completo caos. La crónica de la librería en el centro comercial la haré otro día, hoy no tengo suficiente fuerza. Su recuerdo me eriza el bello.

La globalización hace que en las librerías actuales podamos encontrar desde una botella de vino a una sartén, desde un libro de fotos realizado por cualquier persona a una guía de viaje, desde una camiseta a material de papelería, música, gorras de los Yankees o un cazadora Ferrari. Tomar un cafe, una pizza o comprar un bolso. También libros escritos o salidos de una cadena de montaje.

Al final la visita a estos lugares para mi se convierte en un juego, ¨esquiva al turista¨, esto es salir del rebaño, buscar los rincones, visitar las pocas zonas locales donde los habitantes realizan sus actividades cotidianas ajenas a la marea. Entre ellas una tienda de libros de segunda mano, que como sabéis es uno de mis lugares favoritos y el mercado, donde venden productos y no souvenirs.

 

Volvi a Shanghai con un pensamiento claro, a Suzhou no vuelvo nunca más.

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