Hoy no vengo a hablar de los medios de des-información. Dedicados en exclusiva a crear campañas de dispersión, cortinas de humo. Vota y calla.
Estos medios que se abastecen de contenidos sin contrastar. Nunca el botón derecho, corta y pega, ayudo tanto a una profesión como en la actualidad lo hace con el periodismo. Estos medios podrían denominarse ¨comecocos¨. No voy a hablar de esto. Cada uno que beba la información que quiera.
Nací en el 75, en mi infancia se desarrollaron dos grandes juegos que marcaron toda una generación, el Tetris y el Comecocos de 1980.
El Tetris nos ayuda a encajar todas las piezas que nos envía la vida, de manera rápida, de esa manera conseguir pasar pantalla. Es obvio que muchas personas no lo consiguen y debido a esto en España hay 8 suicidios diarios.
El otro videojuego es el ¨Comecocos¨. A eso he jugado este fin de semana en la feria de golf en Shanghai.
A esquivar a las personas que aborrezco y no me aportan nada e intentar desarrollar un proyecto que si se encuentra dentro del mundo del golf me permite conocer más en profundidad la cultura china. Como ya sabéis estoy liado con lo del viaje en bicicleta siguiendo la ruta que origino el mundo del golf actual.
La pantalla del juego, un enorme mapa, un laberinto que es como la vida y los peligros que nos acechan. Unos son los medios de comunicación, en ocasiones nos envían noticias inverosímiles, plagadas de falsa bandera, otras nos usan como en mi caso. Yo soy muy normal, ordinario, pero atraigo a los medios. Ofrezco cosas atractivas para ellos cuando son y deberían ser de los mas común para todos. Trabajar en lo que te gusta y viajar en bicicleta. De hecho en mi circulo de amigos soy catalogado como normal. Tampoco siempre. Hoy es lunes, llueve y estoy en la biblioteca a las doce la mañana.
El viernes estuve en una cena, unos mil invitados en un hotel de cinco estrellas de Shanghai. Me puse calzoncillos limpios que nunca se sabe y fui. No había nada para mi en el menú. Una colección de animales de granja explotados, que fueron hacinados en vida y hacinados después de la muerte en una bandeja.
Dije como unas cien veces a mi compañero de mesa que no bebía vino. Que no bebo alcohol. Se levantó de la mesa y tras unos diez minutos volvió con un camarero y una bandeja de bollos fritos de soja.
Antes de la cena hable con los medios de comunicación relativos al golf en la industria china. Les ofrecí contenido gratis. En España Radio Lacra (que es como mis amigos denominan radiomarca) me aviso de una llamada que yo publiqué y nunca apareció ni llegó, tampoco contestaron los whatsapp (el intrépido periodista no sabe anular el símbolo azul).
También yo deseche el aviso de un canal privado y su programa de golf que me quería llamar a las 4 de la madrugada y conectar a las seis para grabar.
Sentado en una mesa de doce, donde 10 no separaban la cara del móvil, otro comía y bebía como si fuera el fin del mundo y el último un extranjero, raro, que no bebe, no come y no mira el móvil. Tras escuchar la opera Carmen, a un volumen brutal, me deslice, abrí la puerta y ninguno de los invitados se dio cuenta de mi marcha, ni de que mi bicicleta estaba atada en una farola frente al hotel.
En la feria, que siempre me pierdo contando cosas, quería explicar que el golf no se debe de servir de campos verdes fosfóritos, que los campos amarillos tienen su atractivo y ademas se ve mejor la bola. Fue un viernes largo.
El sábado hubo más feria. Nunca entenderé como una empresa malgasta el dinero en alquilar un stand y ponerlo en manos de su empleado más ineficiente.
Además, aunque esta prohibido llevar comida, eso reza un cartel en la puerta, me dejo abatido ver la montaña de plástico, de bandejas, que en China son por millones cada día las que tras un uso son desechadas. Otro comecocos. La cantidad de comida que se tira la basura.
El domingo no fuí. El último día en una feria china es asistir a un despliegue de personas mirando el reloj, con un troler en una mano y deseando volver a su punto de origen. Obreros durmiendo en los stand esperando quitar un stand y colocar el de la feria que empieza mañana y papeleras desbordadas.
Hay una cosa que odio, no lo puedo soportar y es la manía que existe de hacer del aseo la sala de fumadores.
A la feria han ido muchos asistentes, muchísimos si atendemos a las cifras que ofrece la organización y a la disposición de los pasillos. Si ademas de regalar las entradas colocas los aseos, la cafetería y el fumadero fuera del pabellón te aseguras un flujo continuo de pollos sin cabeza ofreciendo su acreditación a la niña de la puerta y su pistola escaneadora para que englose las cifras.
En Madrid se ha organizado este fin de semana la presentación de la feria de golf que cambia de nombre y lugar por vigésima vez, con un embajador que no dice nada más que gracietas (debería sino cortarse el pelo al menos sanear las puntas) en una industria que se desmorona en China y en España. El golf.
En mi ciudad la semana pasada fue la feria de armamento. Hijos de puta! y en Barcelona la semana que viene la feria de productos veganos más importante de Europa. Que viene desde Alemania. En los periódicos madrileños, en portada, Yo voy a misa. No es santo de mi devoción la ciudad convertida en parque temático y capital catalana. Me gusta Gaudí y su amor por la naturaleza, basada en corrientes orientales, japonesas, donde no hay lineas rectas. Aunque su mentor Guell se hizo ricos con esclavos. Como algún otro esclavizador contemporaneo gallego de mujeres costureras y venerado como un hombre que se hizo a si mismo aunque no tenga estudios. Pues que quieres que te diga! prefiero un pobre estudiao que un rico engalanao.
En fin, que la vida es eso, un enorme juego donde huir de los ¨comecocos¨.