Cuando hay viento las ventanas silban. Cuando llueve torrencialmente, y tanto en Pekín como en Shanghai lo hace, el agua entra en casa por entre las grietas, las tejas rotas del tejado y los inacabados acabados de las ventanas.
Hace un par de días llovió mucho, y en la pared del salón aparecieron manchas de agua, goteras para ser más preciso. Hoy han venido los obreros, cigarro en boca han entrado en casa para mirar fijamente la pared. Unos 30 segundos para emitir el veredicto: ¨debe ser del piso de arriba!¨
Han salido fuera a buscar una escalera y con cubo vacío subir al tejado. No le he preguntado para que era el cubo pero le he preguntado si estaba casado o si tenía hijos mientras colocaba un pie en un resquicio y se aupaba al tejado. Valor! es la ausencia del miedo, el miedo que comprime a la mayoría de los mortales, el miedo que da el desconocimiento y la ausencia de habilidad física y mental para superar una situación adversa.
El ayudante miraba. Se ha preguntado que de que país soy y que cuanto cuesta el alquiler. Preguntas seguidas.
Estas dos personas, de la provincia de Hebei como me han dicho, son quienes sostienen el sistema económico chino. Un ejército de trabajadores para sostener un sistema finito. Pensado para crecer basado en unos recursos finitos.
Las goteras del salón me han puesto de nuevo en contacto con las desigualdades con las que convive China sin ningún rubor.
Sin duda el sistema tiene goteras si en la prensa hay noticias como la publicada el día 4.