Muchas gotas hacen grupo pero solo una desborda el vaso.
Escribo en caliente. Este fin de semana he hecho 195 kilómetros en bici. 390 lin 里. Los chinos miden la distancia en lin, un lin equivale a 500 metros. Cuando vas al mercado pesan en jin 斤. Un jin son 500 gramos.
Con las piernas cansadas y el cerebro cansado. La actividad de este fin de semana ha sido un éxito, se han logrado 7422 RMB. Contento con el éxito y cansado no solo físicamente después de haber rodado 195 kilómetros este fin de semana. Cansado, decepcionado, motivado, no puedo explicar el sentimiento. Contento.
Muy contento de participar aportando una gota de esfuerzo a un proyecto como la Fundación WILL. Donde los niños enseñan a los adultos.
La idea de rodar hasta Will, dormir allí y volver se concibió el año pasado. Una manera de promover el cicloturismo. Rodar despacio, disfrutar cada momento, hacer fotos, colaborar o fomentar el consumo en las tiendas y restaurantes locales, perderse por los rincones, dormir en el saco y volver a casa. Todo sin una planificación excesiva más allá de quedar todos a una hora y tener el trayecto marcado a grandes rasgos.
Contacte con posibles colaboradores ( una tienda de ciclismo cuyo logo se incluyo en el cartel de la actividad) y salió un sponsor colaborador que proporcionaba agua de coco. Una lata por participante.
Como organizador (sin ningún tipo de responsabilidad ni nada firmado, sin inscripción de participantes para denegar toda responsabilidad en caso de accidente de algún participante) he recibido las felicitaciones y las críticas. Mucho más de las primeras que de las segundas.
La tienda vió su logo en el cartel y desapareció, no se supo más. No han promocionado ni colaborado en absoluto. Gracias de todo modos. Nos han enseñado a que puerta no volver a llamar.
El del agua de coco desapareció. Sin más.
Los participantes estaban apercibidos de lo que la actividad conlleva, en general han colaborado pero alguno de ellos ha hecho caso omiso. Ir y volver todos juntos. Dormir en saco.
Parar en los semáforos en rojo y no utilizar la acera como carril bici. Rodar en grupo.
No hacía falta registro de los que habían dicho que si, 3 fue que no. No aparecieron en el punto de encuentro y ni tan siquiera avisaron. A la lista negra.
A los que hemos ido y vuelto junto, gracias, a los que se han vuelto en coche gracias. Otra puerta a donde no llamar más. A los que hemos ido y vuelto juntos mil gracias, de verdad, por colaborar, por disfrutar, por quejarse. En 120 kilómetros hay tiempo para todo, cuando el cansancio aparece, las malas palabras brotan.
Yo soy el primero, la paciencia ni las buenas palabras son mi virtud. Otros participantes llegaron al lugar de salida dando voces, consejos a gritos podríamos decir. Gracias. De todo se aprende. Otros han atendido en todo momento.
A los que se han vuelto en coche además de no haber participado en la actividad se han perdido un gran día de bicicleta (110 kms) y un paseo en barco desde la isla hasta Puxi, la zona continental de Shanghai, una cena en un restaurante local de Chongming, las risas antes de dormir metidos en el saco y el despertar en una zona rural, rodeados de diez niños y su silencio.
De los participantes, algunos los conocía, a otros no. Ahora los conozco. A otros los conozco más. Las personas cuando están bajo presión ofrecen su verdadera capacidad. Aunque la verdadera capacidad es saber manejar dicha presión.
El año pasado la actividad se fue al garete por personas que no soportan estar fuera de su burbuja ni por una noche, esa zona de confort de la que disfrutan por el mero hecho de haber tenido suerte al escoger el lugar de nacimiento. Por una razones u otras la actividad se canceló.
En las premisas necesarias para la próxima edición se quedara fuera el móvil, y su querido adorado GPS. Algo útil cuando es una persona quien lo utiliza y no un grupo entero. Parece mentira pero es verdad, existen tantas ruta de un lugar a otro como personas miren el sistema de posicionamiento global al mismo tiempo.
A la vuelta, de un grupo de 10 que salimos por unas causas u otras hemos quedado 3. En un semáforo , un giro a la derecha, yo que sigo recto y cuando vuelvo los otros han desaparecido. El grupo eran ya solo dos.
La pasión por utilizar GPS como la fobia de hacerlo, me ha llevado a ver el cartel de Kunshan a 32 kilómetros. Dios! estaba yendo en dirección contraria, he hecho 107 kilómetros para volver a casa.
Antes, que si por aquí que si por allí, que si aquí, que si allí, que no que si.
Gracias a las personas que han participado montando en bicicleta, apoyando al grupo, promocionando, que han aportado donaciones, entre unos y otros ha generado un poco más de mil euros (7422 RMB) que son muy necesarios para desarrollar el proyecto WILL.
Pensando en la siguiente actividad ya. Una gota sola no, pero muchas juntas hacen océano.