Empaquetar la bicicleta para el avión

Hago todo lo posible para llegar al punto de inicio de una ruta sin tener que utilizar el avión como transporte. En algunas ocasiones no queda más remedio. En ese momento empieza toda una lucha para llegar a disfrutar del viaje en bicicleta.

El momento de mayor tensión se produce cuando uno espera en el muelle del aeropuerto que su caja con la bicicleta llegue sana y salva. Por suerte nunca me ha ocurrido, pero he escuchado historias de quienes les apareció alguna pieza rota o incluso mucho peor de quien su bicicleta tardó varios días en aparecer.

El primer paso es buscar un billete de una compañía amiga del deporte, que no cobre por la bicicleta o en todo caso que permita extrapeso o cobre barato esos kilos de mas. En muchas ocasiones eso conlleva tener que hacer más horas de vuelo.

El segundo paso es recorrer las tiendas del barrio buscando una caja, discutir por el precio y transportarla hasta casa. Ya se, en la tienda te ayudan a empaquetarla. Lo que ocurre es que para ellos mi bicicleta no es lo más importante de sus vidas, o incluso en muchas ocasiones ni siquiera saben lo que las aerolíneas exigen. Algunos dependientes tan solo reciben las bicicletas empaquetadas de fábrica y las montan pero nunca han viajado con ellas.

El tercero, embalar la bici en casa. Pedales fuera, ruedas desinfladas, el manillar con bridas en la horquilla delantera.

Antes de cerrar la caja colocar en ella todo el material que no van a dejar llevar como equipaje de mano como la herramienta, la cocina, la esterilla, la tienda de campaña, la esterilla hinchable. Me gusta llevar todo compacto por si se rompe la caja no perder piezas. Una alforja delantera dentro de la otra con el material de repuesto y camping con cinta unido al cuadro. La herramienta dentro de una botella de agua en el portabidones con cinta. El cuenta kilómetros fuera. La pata del cambio cubierto con plástico de embalar. En plato pequeño para que no sobresalga mucho. Las ruedas cogidas con bridas y por ultimo el sillín cogido con el antirrobo al transportín.

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En Hanoi! Dos de la madrugada. Montar y a buscar hotel.

Cuarto paso. Se divide en dos. Si estas en casa pedir se trata de pedir el favor a un amigo o familiar que te lleve al aeropuerto. Si estas en el lugar de vuelta discutir con el taxista para meter la caja y que no te cobre por ello. En Bushan, Corea del Sur, me dice que me lleva a mi pero la caja no! sin comentarios.

Quinto paso. Llegar a facturación y luchar contra la simpática azafata que quiere cobrarte por la bici, por el sobrepeso o por cualquier otra razón. En este caso mi amigo, no un cualquiera sino un Director Financiero de una compañía gabacha me dijo que si tan realmente importante es el peso para las aerolíneas deberían cambiar los criterios de facturación. Suena raro, o incluso impopular la medida pero, lo más razonable sería fijar el peso por billete. Por ejemplo 140 kilos. Yi so peso 70 pues tengo 70 kilos de equipaje.

Si tenemos suerte la caja no cabe por donde las maletas y debemos ir a otro lugar, a equipajes especiales. Con la tarjeta de embarque en la mano , en ese traslado se puede abrir la caja y meter en ella todo lo que queramos.

Ultimo paso. Rezar un poco en cada una de las religiones que atraviese el vuelo para que este todo bien al llegar, montar la bicicleta y salir de allí disparado.

Equipaje de mano. Una alforja trasera dentro de la otra con ropa. En algunas ocasiones hay que viajar con dos o tres camisetas, el abrigo, guantes, chubasquero, pantalones térmicos. Aunque vayamos en verano a una región montañosa y el transfer sea en Dubai. Cuidado con los frontales, las navajas multiusos y líquidos, aceites, en los controles de seguridad les encanta joder las vacaciones a los cicloturistas.

   

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